Como se mencionó en otro de nuestros artículos, durante más de cien años se ha vivido bajo la creencia de que las radiaciones producidas por los aparatos eléctricos eran inocuas para el ser humano y el planeta. La única forma de conocer el impacto de todas estas influencias es hacer una medición ambiental del espacio que se habita o se quiere construir.
En esta segunda parte, se desarrollará con mayor detenimiento las radiaciones no ionizantes junto con una serie de recomendaciones para reducir la radiación electromagnética en los espacios habitados.